Arda Guler y Valverde suben la temperatura…
Fue divertido el 22 de junio en Charlotte, amigos. Imaginen un estadio enorme lleno de camisetas blancas – parecía más una fiesta de espuma del Real Madrid que un partido de la NFL. ¡Eran 70,248 aficionados madridistas! Si alguien ahí no sabía que el Madrid jugaba en la ciudad, ahora lo saben. Era como si un trozo de Europa se hubiera teletransportado al otro lado del charco.
Sin embargo, en el primer tiempo la cosa se puso caliente. Raul Asencio, quizás emocionado por el ambiente, decidió dar un abrazo un poco fuerte a Salomón Rondón. ¡Tarjeta roja, mi gente! El caos reinó, y Pachuca tuvo su oportunidad de brillar como una estrella de telenovela, pero el VAR les dijo que no, que mejor no se emocionen. Justo cuando Madrid parecía perder la fe, Jude Bellingham llegó como un héroe de cómic, descolgando el balón y metiéndolo en la red con la precisión de un reloj suizo.
El espectáculo no terminó ahí. El joven Arda Guler puso el listón aún más alto, anotando con más tranquilidad que un koala en una tarde soleada. Luego Valverde, no queriendo ser menos, empujó el tercer gol. Elías Montiel de Pachuca agregó su granito de arena al marcador, pero ya era tarde para cambiar el destino del partido. Omnipresente Xabi Alonso hizo magia táctica tras la expulsión, y se vio que este no es cualquier Madrid – ¡es un Madrid campeón! Cuidado con ellos, porque los blancos vienen pisando fuerte en este torneo mundial. Ahora, solo queda seguir disfrutando del espectáculo, porque así es la vida madridista: nunca faltan las emociones.