Los blancos hibernan en el Bernabéu…

En un espectáculo digno de un documental sobre la siesta española, el Real Madrid decidió dormir la siesta durante más de la mitad de la temporada. Cuentan los rumores que, en vez de motivar a sus jugadores, Ancelotti les entregó mantas y una playlist de sonidos relajantes antes de cada partido. Así llegamos al partido número 30, donde el Madrid confirmó que su relación con LaLiga se volvió más distante que la entre un gato y un baño.

El partido contra el Valencia fue una oda a la tranquilidad. Rudiger y Lucas decidieron que lo mejor para un debutante como Fran González sería lanzarle pases peligrosos para que entrase en calor rápidamente. El público del Bernabéu, acostumbrado a ver remontadas mágicas, decidió practicar su escala de pentagrama a base de silbidos. Pero esta vez la música sonó desafinada y no hubo remontada que valga. No obstante, aún hay gente en la grada soñando con un regreso épico, que es casi tan probable como ver al yeti bailando sevillanas en Puerta del Sol.

Por otro lado, el Barcelona, nada de siestas: sus jugadores corren como si les persiguiera un toro en San Fermín. Los del BarÇa saben que si no sudan la camiseta, Flick los convierte en espectadores de lujo desde la banca. Mientras que Madrid sigue pendiente de juntar para la colección Mbappé-Bellingham, al Barça le basta con una buena dosis de churros mañaneros para ponerles a todo dar en el campo. Ancelotti dijo que es mala suerte; claro que sí, la misma suerte que atasca el mando de la tele en el canal de las telenovelas. ¿Quién puede prestarle unas pilas? ¡El equipo lo necesita!