El real fichaje que ni River ni el PSG esperaban…
Había una vez, en una galaxia muy muy argentina, un joven fenómeno del fútbol llamado Franco Mastantuono que decidió, como quien elije entre tortilla de patatas con y sin cebolla, que su partido del alma sería con el Real Madrid. Claro, convencer al titán Juni Calafat para que atravesara el Atlántico no es poca cosa. Cuentan los rumores que en Buenos Aires, Calafat cabalgó un mate gigante (sin derramar una sola gota) hasta la casa de Mastantuono para arrancarle un «sí, quiero» digno de novela romántica.
Franco, que ya había estado haciendo toques con la selección albiceleste con una habilidad alucinante, tenía loco al PSG. Pero, ¿qué van a hacer los parisinos si la magia de un bocata de calamares y la visión de la Cibeles vencieron al glamour de la torre Eiffel? El Messi 2.0 improvisó una gira europea para revivir las chispas con el Real Madrid. Y ahora, a pesar de que su paso por el Bernabéu aún debe esperar hasta el pogo final de la Libertadores, el acuerdo pinta tan sellado como el sobre de cromos con pegamento de otro planeta.
Mientras todas las miradas apuntan al futuro del juvenil superestrella, en Núñez se preparan con garras y dientes para conquistar la Libertadores, una copa que al parecer tiene el poder de hacer que los sueños de los clubes pesen tanto como un portero del PSG durmiendo en los laureles. Así que, querido lector, agárrate los cordones porque este cuento de Mastantuono promete más giros que un balón de Ronaldo Nazário en su época dorada.