Mbappé y su varita mágica en el campo…

Estaba Kylian Mbappé más nervioso que un pollo en el Día de Acción de Gracias al ver a su equipo, el Madrid, dar vueltas por el campo como si fuera una coreografía mal ensayada dirigida por Carlo Ancelotti. Nuestro héroe francés, tras una estancia en el banquillo jugando al solitario con las copas de agua, decidió tirar la capa de invisibilidad y lanzarse al juego para despertar a sus compañeros que parecían cazados en un hechizo del Barcelona.

Ancelotti, en un desesperado intento por reavivar a su equipo, tuvo que llamar a su genio encapsulado en un calcetín sudoroso, este era nada menos que nuestro querido Mbappé. Como si de un cuento de hadas se tratara, con el trote de un corcel en un trotón campo de batalla, Mbappé dijo «abracadabra» y ¡zas! El campo entero sintió su magia. Las pizarras tácticas de Hansi Flick empezaron a convertirse en papel de avión volando por los aires mientras los balones del Madrid rondaban el área rival como avispas en plena primavera.

¡Abracadabra, pata de cabra y golazo al canto! Kylian sacó su varita mágica, digo, su zurda mágica, y realizó un encantamiento directo a la red, dejando a Szczesny congelado como si hubiera visto un fantasma. Así, marcó el primer gol de falta directa con el Madrid, dejando a todos en éxtasis y abriendo un portal a otra dimensión donde los milagros futbolísticos estaban a la orden del día. Que tiemblen los muros de La Cartuja, porque Mbappé ha llegado al rescate como si fuera un superhéroe, de esos que no se ven en las siestas de domingo.