El francés rompe su sequía por fin…
Kylian Mbappé llegó al Bernabéu con la presión de un actor en su primera audición en Hollywood. Sus últimos encuentros habían sido tan emocionantes como una siesta un domingo por la tarde, y la hinchada estaba más ansiosa que un gato en una tienda de cucuruchos. Pero ahí estaba él, con el Rayo como testigo, listo para romper el maleficio.
Después de varios intentos dignos de una comedia de errores, el balón decidió ser amable. Un pase al hueco, un recorte digno de un bailarín de salsa, y voilà: el misil de Mbappé fue más rápido que una sonrisa en una fiesta de cumpleaños. Con este gol, no solo calentó su marcador personal, sino que también encendió una llamarada de esperanza para estar a la altura de Lewandowski, que sigue adelante con un partido en la manga.
Sorprendentemente, Ancelotti confesó que la pausa de goles de Mbappé fue culpa de una muela rebelde. Quién iba a decir que un diente podría jugar a ser el villano en esta película. En fin, Mbappé ha vuelto al frente con pasos de ballet, y aunque su remate al final fue más una danza funky que un golpe, se le notó más activo que un oso en busca de miel. ¡Cuidado, Atlético, que Kylian ha despertado!