¿El Bernabéu es un parque de diversiones?…
¡Agarraos bien de las bufandas, queridos lectores, porque Mikel Merino está volviendo a hacer de las suyas! Después de marcar su tercer gol de la noche y demostrar que la palabra «imposible» no está en su diccionario (aunque quién sabe si el «diccionario» tampoco tenga tapa), el humilde delantero del Arsenal compartió su estrategia tan secreta como el lugar exacto donde Wall-E guarda su cargador. Merino asegura que ahora que es delantero-centro por cosas de la vida, marca goles como quien intenta evitar que la tostada siempre caiga del lado de la mantequilla.
Pero no os dejéis engañar por su sonrisa encantadora, porque Merino está más intranquilo que un camaleón en una fábrica de M&M’s. “En el Bernabéu, todo puede pasar», soltó con la misma seriedad que un pingüino con gafas de sol. ¡Claro que sí! Porque jugar en el Bernabéu es como una montaña rusa de emociones con loopings infinitos, y no se sabe si el partido acaba con fuegos artificiales o con el árbitro pidiendo una pizza.
En definitiva, parece que Mikel está decidido a escribir su nombre en letras de oro del tamaño de la torre Eiffel, todo mientras trata de evitar que el Real Madrid saque su varita mágica. «Estoy muy contento, la verdad, disfrutando de la temporada», declara con la energía de quien sabe que lo más probable es que su próximo gol sea celebrado al estilo Carnaval de Río. Y quién sabe, igual después del partido en Madrid, descubre que su posición era llamativa como un unicornio entrando a una tienda de helados.