El Adiós del Indiana Jones del Bernabéu…
Después de más de diez años, el explorador croata del fútbol, Luka Modric, ha guardado su sombrero y látigo en el vestuario del Real Madrid. Como un Indiana Jones del balón, se despidió de su propia Arca Perdida, dejando el camino lleno de aventuras y regates dignos de una película de acción. Y lo hizo pronunciando un discurso que ni Spielberg habría dirigido mejor, dejando a la afición con el corazón más grande que un balón de playa.
Con un estilo a lo James Bond, Modric agradeció, conquistó e incluso dejó la audiencia emocionada sin necesidad de un deportivo súper rápido o de explosiones. «Gracias a la afición, a mi familia y a Florentino, que no me regaló un Aston Martin, pero casi», bromeó mientras se escuchaba de fondo una ola de aplausos que hizo temblar hasta al oso y el madroño de Cibeles. Luka lanzó un consejo digno de Confucio: «No llores porque se terminó, sonríe porque se ganó un par de Champions y alguna que otra liga».
Así cierra el telón una era donde los balones no se perdían, simplemente se dirigían al museo personal de Luka. Con su marcha, deja un vacío en el Bernabéu que ni la Tierra Media podría llenar. Los aficionados ya barajan ponerle cara a la próxima estatua de leyenda, para que nadie olvide al Indiana Jones del Madridismo. ¡Hala Madrid y nada más, como él diría a lo Superagente 86!