La fórmula secreta para sonrisas croatas…

Luka Modrić demostró que, además de ser un crack en el campo, tiene corazón de oro. Tras dejar anonadados a todos en el Bernabéu con su actuación estelar, el mago croata hizo un truco fuera del guion: regaló su camiseta a una joven croata, que quedó con la boca abierta y no por cantar el himno. El padre, otro fanático empedernido, sonreía como si le hubiesen dado un autógrafo de la mismísima Tía Petunia de Harry Potter. Modrić, con casi 40 años y sin perder la magia, convirtió un simple regalo en un recuerdo imborrable. ¡Eso es dejar huella en el corazón, no en la portería!