Cómo Morata Encontró la Felicidad Entre Kebab y Fútbol…
Álvaro Morata, el delantero que un día soñó con estar en Milan y terminó en la mágica Estambul, ha encontrado su nuevo hogar en el Galatasaray. ¡Sí, has leído bien! Nuestro querido Morata ahora anda entre baklavas y mezquitas, y dice estar más feliz que un niño en una tienda de chuches.
“Turquía es como ese abrazo de abuela que te da cuando tienes frío”, comentó Morata, mientras se relajaba en un baño turco, con su familia a pocos metros disfrutando de las delicias locales. Parece que entre doner kebab y un poco de delicias turcas, Álvaro encontró el sitio perfecto para continuar su carrera.
Ahora, sueña con añadir una quinta estrella a la camiseta del Galatasaray ganando la liga turca número 25. «¡El año que viene Champions y compitiendo a tope!», declara un confiado Morata, todo mientras alguna ambulante intenta venderle un pañuelo turco en plena entrevista.
La adaptación fue tan sencilla como aprender a decir «tesekkür ederim» (gracias) para Morata, y su familia parece que se ha habituado a la vida en Estambul tan rápido como una moto de carreras. Alice y los pequeños rondan entre palacios y bazares, ¡casi como una familia real! Todo anda de maravillas en esta tierra de historias de sultanes.
Morata menciona que la pasión turca por el fútbol lo ha sorprendido más de lo que esperaba. «¡Comí más kebab en mi primer mes de lo que había probado en toda mi vida!», ríe Álvaro, recordando cómo sus compañeros de equipo le hicieron un ritual kebab para darle la bienvenida.
Sobre dejar el Atleti, confiesa: «El cuerpo y la cabeza, ¿qué le voy a hacer? Decidieron por mí». Ahora, suena más como el protagonista de una comedia romántica que de un drama futbolístico.
Finalmente, aún guarda un lugar especial para sus equipos anteriores, diciendo que su etapa en cada uno fue como una telenovela, llena de giros y momentos emotivos. «Tengo amigos en todos lados, sin importar las banderas», asegura Morata, quien se despide con un guiño a sus años en la Eurocopa y sus sueños. «¿Morata soñando? Ahora con el Galatasaray, pero no se lo digas a nadie», bromea.
¿Y cuál es el plan a largo plazo? Quizás un retorno al Getafe, donde espera enseñar a futuras generaciones a disfrutar el juego sin sufrir demasiado, porque esa es la lección más grande que ha aprendido entre goles y viajes: «Es todo parte del viaje… y del menú», concluye con una sonrisa traviesa.