Hay un «pufo» en cada rincón del estadio …

En la divertida liga del «quién tuvo el pufo más grande», Vitor Roque acaba de adquirir membresía vitalicia. Pero no está solo en este peculiar club. ¿Recuerdan a Faubert durmiendo en el banquillo del Bernabéu o a Pato Sosa en un intento de breakdance fallido en el Calderón? Si no has llorado de risa con estos fichajes, es hora de repasar algunas perlas históricas que han sembrado sonrisas entre los fanáticos.

En el Madrid, Faubert debutó a lo grande en 2009: su aparición estelar se realizó frente a gradas tan despobladas que el eco era su mejor compañero. Después de 54 gloriosos minutos distribuidos en dos partidos, este aventurero prefirió contar ovejas en el banco y acabó dormido en el olvido blanco.

Por el lado colchonero, Pato Sosa protagonizó una presentación de circo al estilo «Ups, me caí» y se fue pintando la melena de colores imposibles. ¡12 amarillas en una temporada! Un récord de entusiasmo.

Y, hablando de extravagancias, el Villarreal no se quedó atrás con Semedo, quien, en lugar de tarjetas, coleccionó días en prisión. Eso sí, siempre con una sonrisa al estilo «¿Dónde está mi balón?”.

No hay que olvidar el cameo exótico de Dudu en el Rayo Vallecano, donde el único trueno que se escuchó fue el de Paco Jémez exclamando: «¡Me ha sentado como un tiro!». Con solo ocho minutos en la Rayo-promoción, la banda derecha nunca fue tan pintoresca… o breve.

Y así continúa el desfile. Matthew Hoppe en Mallorca, rozando las redes con la gracia de un delfín en el desierto; Sarpong quemando caucho en la Real o Emre Mor en el Celta, quien podría patentar la técnica de desaparecer sin dejar rastro.

En el Sevilla, Mariano Díaz aprendió a hacer malabares con las lesiones mejor que con balones en la red. Y no nos olvidemos de Bogdan Milic y su virtuoso arte de NO marcar goles en Osasuna. ¡Es casi un talento!

En Getafe, José Juan Macías vino, vio, pero nunca venció, siguiendo la tradición del «bla bla» en las presentaciones y del silencio sepulcral sobre el césped. Si creías que lo habías visto todo, el Espanyol trajo a Nakamura con mariachis en su debut, para que no se notase que el intercambio cultural terminaba al sonar el primer silbato.

Emenike en Las Palmas llegó bien preparado con datos académicos sobre «cómo no hacer ejercicio en seis meses» y Tavano en Valencia nos demostró que la paciencia es una virtud, porque media temporada es mucha espera para ver un solo gol.

Por último, escuchamos a Ben Arfa en Valladolid, cuyo aroma a talento perdido todavía vive en los corredores del estadio… ¡Mientras siga desaparecido, seguirá siendo una de nuestras leyendas de fichajes memorables!