El insólito crecimiento del defensa español…

¡Átense los cinturones porque el bueno de Rafa Marín ha logrado un ascenso tan vertiginoso como un cohete de feria! Al cruzar las puertas de Nápoles, casi que esperaba encontrar una pizza margherita en el vestuario, en vez de los minutos que tanto deseaba. Pero, tal cual un agricultor de fútbol, se pasó media temporada «comiendo hierba», confundiendo el césped con un buffet libre. ¡Menuda dieta futbolera!

En una trama digna de una serie italiana, Antonio Conte llegó a Nápoles cual sabio alquimista del balón y reconoció el potencial de Rafa. «¡Este chico podría levantar hasta una Vespa de las míticas!», dijo Conte mientras Rafa se enfrascaba en su rol de sombra amante de los conos de entrenamiento y pelotas de gomaespuma. Los rivales de renombre estaban tan sorprendidos como un pez fuera del agua, pero él se mantuvo tan serio como un árbitro en la final del Mundial, persistiendo hasta el debut.

Y boom, llegó el día de gala. Una lesión aquí, otra puerta abierta allá, y Rafa se lanzó al campo de Monza como un cavallino rampante. Con 87 intervenciones dignas de un videojuego, dejó boquiabierto a Conte, quien lanzó elogios como confeti en Carnaval. «La seriedad y el trabajo pagan», dijo, mientras el Real Madrid tomaba nota para devolverlo algún día a su reino de leche y miel. Cual novela con final feliz, el soldado Marín anima a todos a no saltarse sus verduras… ¡el césped puede ser muy nutritivo para el éxito!