El banquillo del Real Madrid es un espejismo…

Raúl González, el mismísimo mago de la cantera, lucha ahora con lo que parece ser el hechizo más fuerte de su vida: intentar aparecer -sí, como si fuera un truco de magia- en el banquillo del Real Madrid. Imagina esto: un ‘Escape Room’ que te desafía con pruebas como desactivar una bomba rellena de gelatina de limón. Ese parece ser el recorrido de nuestro exgoleador que, a pesar de los años y los puentes levadizos, no encuentra la llave maestra para esa puerta mágica al primer equipo.

Es casi como una versión moderna de la ‘Carrera del Sillón Musical’: una plaza, varios aspirantes y un DJ que nunca para el ritmo. Raúl, que parecía destinado a convertirse en el ‘David Copperfield’ de los entrenadores, sigue sin encontrar la música que lo detenga en la silla. Después de todos estos años en La Fábrica de sueños (y no hablo de Willy Wonka), sus esperanzas comienzan a parecerse más a los castillos de arena que construimos en la playa: impresionantes al inicio, pero atacados incesantemente por las olas de directores deportivos y decisiones inesperadas del club.

Y cuando parecía que Raúl podría ver el horizonte, aparece Xabi Alonso montado en un dragón Joniano (piénsalo un segundo), adelantándolo como un mensaje de WhatsApp y tachando en el calendario los días para llegar al banquillo del Bernabéu. Nuestro querido Raúl, a pesar de llevar el Real Madrid tatuado en su ADN más que CR7 sus abdominales, sigue esperando a que le den ese giro final y mágico que le haga saltar del Castilla a la realeza futbolística. Y en este cuento, no es Elige tu propia aventura, sino Elige tu mago favorito.