Arbeloa, destaponado como un buen cava…
Después de años ejerciendo de tapa-botellas cósmica, Raúl se ha despedido del Castilla dejando abrirse un universo de posibilidades para los técnicos de La Fábrica. Este movimiento inesperado golpeó como una pelota de Nivea a toda la cantera, permitiendo que Arbeloa finalmente escape del laberinto del Juvenil A, donde llevaba tres años como si estuviera atrapado en una rotonda infinita sin salida. Su ascenso es más sonado que un gol de chilena en el último minuto de un clásico.
Mientras tanto, los rumores sobre posibles candidatos externos para ocupar el banquillo quedaron congelados como un helado en un estadio invernal, siendo Baptista el más intrigante de las aspirantes. Pero el Real Madrid decidió hacer justicia poética y desbloquear el ‘modo ascenso’ interno: Julián López de Lerma sube de nivel con el Juvenil A, Fito se calza los zapatos del Juvenil B, y Álvaro López lidera la expedición juvenil al estilo de Colombo descargando a toda su tripulación.
Así, un aluvión de emociones y cambios fluye por La Fábrica más rápido que las bicicletas de Tourmalet en el Tour de Francia. El organigrama técnico queda tan fresco y vibrante que podría competir con un recién salpicado de champán en un podio. Porque, al final, la misión es clara: ¡seguir ofreciendo talento casero fresco, como pasteles calientes saliendo del horno!