La preocupación en Valdebebas no cesa…
En Valdebebas, sede de las conspiraciones más profundas desde que el fútbol es fútbol, pareciera que sospechan hasta de la sombra del banderín de esquina. Y vaya que tenían razón para frotar la bola de cristal y predecir el futuro del Comité Técnico de Árbitros: nada ha cambiado. Como si en vez de árbitros fueran estatuas de cera, el Real Madrid siente que las cosas están igual de congeladas. Dirigentes y aficionados se fueron del Bernabéu un sábado, no alarmados porque el estadio se desmoronara, sino indignados tras ver sus goles congelados en una pantalla del VAR como si fueran en una nevera de sorbetes.
El Real Madrid participó en el cambio del CTA, pero parece que pusieron tanto impacto como un gato perezoso en una reunión de leones. Anulaciones aquí, gritos allá, al Real Madrid le han anulado tres goles por fuera de juego, dos a Mbappé, y el aficionado ya no sabe si está viendo una comedia o un partido de fútbol. Lo más surrealista fue ver a árbitros explicar a Xabi Alonso las razones como si estuvieran recitando poesía en lugar de reglas futbolísticas. El clamoroso silencio del CTA tras errores mayores resuena por Valdebebas como un karaoke de grillos en una noche de verano, dejando al Real Madrid y otros equipos mordiendo las uñas de la paciencia.