Crónica de un partido sin sal ni pimienta…

Si te esperabas una obra de arte magestuosa o un thriller que te dejara sin aliento, el Real Madrid hizo una recreación exacta de una siesta española después de comer. Vamos, que ni el despertador del móvil los hubiera animado en su encuentro con el Sevilla. Si en plena temporada, cuando los títulos volaban por el aire, el equipo ya tenía el ritmo de un tren regional, imagina en el Pizjuán, donde no había ná de ná en juego.

Para subirle el volumen al chiste, hasta el Sevilla decidió jugar con dos menos, como si dijeran: «Venga, que os lo ponemos fácil para que os animeis un poquito». Pero el Madrid, sacando a relucir su espíritu de funcionario, decidió que para qué sudar si se puede dormir con una revista en la cara. Ni con una oferta de 2×1 en pelucas para disfrazarse de Kylian Mbappé lograron sacudirse la modorra.

Quizás lo que más se movió ayer fue el césped y solo porque hacía un poco de viento. Los títulos ganados el año pasado no lograron despertar al gigante blanco, que más bien parecía un oso invernal hipnotizado. Vamos, un espectáculo más para ver desde el sofá que para contar a los nietos, a menos que quieras que te ignoren totalmente.