El Real Madrid está de cabeza y sin brújula…
Amigos del fútbol y del drama, el Real Madrid está viviendo una temporada más movida que un partido de fútbol de barrio un domingo por la mañana después de una noche de fiesta. Y claro, cuando el árbitro pita y el balón no entra, siempre hay uno que se lleva la tarjeta roja. Esta vez, ese es el entrenador. En una reflexión más profunda que una conversación de ascensor, parece que quieren culparlo de todo, como si fuera el villano de una telenovela. Pero, ¿no es acaso un equipo un conjunto de once personas corriendo detrás de un balón?
Nuestro querido Rodrygo, el chico que podría competir contra un rayo en una carrera de velocidad, ahora se encuentra en una situación más incómoda que un defensor tratando de trabar a Messi. Parece que las estrategias del Real Madrid son más confusas que intentar explicarle a tu abuela cómo funciona el VAR. La continuidad de jugadores, básicamente, está siendo tratada como el saldo de un móvil en los 90: incierta y complicada de mantener.
Así que, queridos aficionados, pónganse sus camisetas, agarren sus bocadillos y prepárense para el Clásico. Porque si el Real Madrid quiere continuar peleando por la Liga, tienen que salir al campo como si cada partido fuera el último flan en el buffet. ¿Podrá Rodrygo recuperar su estatus estelar o terminará repartiendo refrescos en el banquillo? ¡Solo el tiempo dirá!