Un retorno simbólico para Antonio Rüdiger…
El regreso de Antonio Rüdiger a los terrenos de juego el pasado 24 de agosto tuvo más simbolismo que el final de una telenovela. Volvió contra el Oviedo y, como si el destino jugara a ser guionista dramático, el árbitro del partido era Ricardo De Burgos, quien lo expulsó en la pasada final de Copa por lanzar cinta de kinesiotape con más fuerza que un superhéroe frustrado. En lugar de recordar aquel percance como una mala broma, Rüdiger aprovechó para disculparse en persona con De Burgos después del partido, cerrando así un capítulo oscuro de su carrera con un apretón de manos digno de película.
Rüdiger ahora se prepara para una temporada estelar, decidido a brillar más que la lente de una cámara en un estadio nocturno. Sabe que competir en el Real Madrid es como intentar ser el protagonista en un musical de mil cantantes, así que está centrado en dar lo mejor de sí para ser una pieza clave. Como un superhéroe del vestuario, su carisma une al equipo y su compromiso lo hace invaluable. Tras recuperarse de su lesión de rodilla, está listo para dejar atrás las malas rachas y firmar una de sus mejores campañas, con la misma motivación que un panadero en una competencia de panes artesanales.