El fascinante caso futbolero sin fin…
En el universo paralelo del fútbol, donde la investigación se convierte en una saga mayor que la de las películas de detectives, la FIFA confirma que lo correcto tuvo lugar. Lo que no está tan claro es qué pasa con esa palabra perdida en el aire entre Cabral y Rüdiger. Doce horas más tarde, nuestro héroe anónimo, el árbitro Ramon Abatti, desveló un gesto oficial, más simbólico que la búsqueda del Santo Grial, indicando que hubo una situación de racismo. Vamos, que si la FIFA fuera una academia de detectives, la investigación seguiría siendo su proyecto de graduación.
Cabral le contó al mundo su versión del incidente, y el estadio entero se aferró a sus palabras con la intensidad de un partido en los minutos de descuento. La conclusión de la FIFA es que resolver lo sucedido es como intentar descrifrar un jeroglífico en el Antiguo Egipto sin soltar el bol de palomitas. Xabi Alonso, haciendo de portavoz del detective Rüdiger, avisó que el asunto está siendo investigado mientras disfrutamos de un suspenso que ni Hitchcock.
Por la parte FIFA, el misterio tiene el toque clásico: sin imágenes, pero con relatos tan divergentes como los análisis de VAR en partidos importantes. Así que ahora toca soñar con un futuro donde el racismo sea un delito visible ante las cámaras, y las decisiones se tomen más rápido que un contraataque de Messi. Porque, como dijo Gianni Infantino, estas cosas hay que resolverlas con la eficacia de un mago del balón, que mete el gol en el último minuto.