Una pausa fútbolística llena de megafonía…
En el emocionante partido de la Copa del Rey entre la Real Sociedad y el Real Madrid, se desató un curioso culebrón al estilo de un drama digno de prime time. Justo al filo del descanso, con el público acomodado y las pipas volando por el aire, Sánchez Martínez, nuestro árbitro estrella, decidió bajar el telón al espectáculo en el minuto 45. ¿El motivo? Un repertorio musical no autorizado en Anoeta: la desafinada versión de «Asencio, muérete» coreada desde la grada.
A lo largo y ancho de LaLiga han florecido cantos no precisamente melódicos, pero este acorde en particular consiguió que el protocolo antiflameo del fútbol se encendiera como una alarma de coche en plena noche. Fue el intrépido Vinicius, quién sintiendo el amor infinito de la hinchada, decidió ponerle la varita mágica al asunto, llevándolo a los oídos de Sánchez Martínez que, fijando el spray para una falta (irónicamente, cometida por Asencio), salió a escena.
Siguiendo el manual de instrucciones condenatorias, el árbitro se dirigió al delegado de campo, solicitando con fervor una intervención sonora desde las alturas de Anoeta. Porque, ya sabes, nada dice «por favor, deténganse» como un mensaje por megafonía acompañado de gráficos en pantallas gigantes.
Este mismo episodio se vivió con un toque surrealista en El Sadar. Asencio y Vinicius sobrevivieron a una obertura similar, pero esta vez Munuera Montero miró para otro lado. Igual que cuando uno encuentra calcetines perdidos tras el sofá y finge que no ha visto nada. Pero la anécdota más afinada del pasado incluyó insultos sobre Mason Greenwood en Sadar y Mendizorroza, donde efectivamente el himno desafiante de «Greenwood, muérete» logró el mismo silencio protocolar.
Así que, ahí lo tienes: un capítulo más en la telenovela futbolística donde los árbitros detienen partidos como quien pausa un video de YouTube, recordándonos que hay palabras que la megafonía cambia por amor y paz.