La leyenda merengue sigue vibrando con el fútbol…
José Emilio Santamaría, el abuelo rockero del fútbol, sigue tan lúcido que nos hace dudar si firmó algún pacto con la fuente de la juventud. En una escapada al Museo Legends, el hispano-uruguayo, que colecciona títulos como quien colecciona tazas de café, nos cuenta cómo sus hazañas en el campo lo convirtieron en un icono del Real Madrid desde 1956. Puede que la mitad de sus trofeos se encuentren ahora guardados en un baúl anti-robos, pero lo cierto es que compartió vestuario con pesos pesados como Gento, Di Stéfano y Puskas, y aún tiene energía para animar a las nuevas generaciones.
Con sus 95 aguerridos años, Santamaría confiesa: «Sigo ilusionado con cada partido del Real Madrid. Los goles que no marco los celebro desde el palco del Bernabéu». Y aunque ya no viste la camiseta, la pasión sigue corriendo por sus venas. Desenmascarando a sus rivales en los años 80 al mando de La Roja, recuerda con gracia los días del Mundial del 82 cuando dirigir la selección le provocó más canas que los años de retirado.
Don José Emilio no solo disputó mundiales para dos países, sino que podría sobrevivir en el desierto contando historias de fútbol y, por supuesto, hablando de aquel Maracanazo del 50 tanto o más que de sus nietos. La sala dedicada a ese evento especial en el Museo Legends logró sacudir su memoria histórica, rememorando el arte de escaparse del trabajo del fútbol para no jugar un mundial en el que su selección brilló.
El museo le pareció una especie de Disneyland para los amantes del balón, donde encontrarse con historias épicas es tan común como gritar «¡Hala Madrid!» en plena celebración. Sin duda, lo más emocionante de su visita fue darse cuenta que pocos como él pueden narrar las historias del deporte rey con tanta pasión y brillo en los ojos. Entre risas y goles, Santamaría es la prueba viviente de que el fútbol mantiene joven hasta al más experimentado de los merengues.