El salto cuántico del portero gigante…
¡Tatam! ¡Luz, cámara, acción! ¡Aquí llega el superhéroe de los tres palos, Sergio Mestre! Este joven titán de 1,94 metros ha hecho lo que muchos de nosotros hacemos cuando buscamos un nuevo trabajo: salir de una puerta y entrar por otra. Nuestro aguerrido portero dejó a Oblak en el Atlético para irse a jugar al «¿quién se atreve a pasarme el balón?» con Courtois en el Real Madrid. Todo esto está sucediendo rapidito, antes de que el calendario para 2024 se imprima. La cita más reciente: un partidazo ante el Mallorca en la flamante lista de Ancelotti.
De ser un anónimo en La Fábrica del Madrid a colarse en la misma convocatoria augusta que su ídolo. Imaginen a Mestre, el «gigantón rojiblanco», cruzando un portal de Narnia y encontrando un muro merengue… ¡Menuda sorpresa! Todo gracias a que los cazadores de talentos del Real, con Manu Fernández a la cabeza, abrieron la puerta secreta digna de una película de espías. Con un meneo de varita mágica, Mestre deja atrás las filas rojiblancas para vestirse de blanco cual jebedita en un Gallagher.
¡Cuidado, porteros del mundo! Mestre está aquí y está preparado para despejar misiles a la velocidad del rayo. Tras dejar su huella en los entrenos, el próximo caballero del balón ha encontrado su lugar en la lista de la Champions. Habría que inventarse un partido de ajedrez para desafiar el seis dedos de Fran González, quien defiende su puesto como un dragón custodiando un tesoro. Mientras tanto, Mestre asciende por la escalera del éxito más rápido que alguien corriendo a abrazar en Año Nuevo. ¿Qué nos deparará el futuro? ¡Solo el tiempo lo dirá mientras el cáliz de oro aguarda por nuestra estrella en ciernes!