Penaltis, niños virales y milagros del VAR…
Hasta la última frase, Simeone estuvo épico. No le hagamos caso a esa falacia de que se escondió en su área como niño tras un examen de matemáticas. Courtois se dedicó a parar misiles como si fuera forajido de película. Además, el Atlético tuvo sus chances y jugó al ping-pong defensivo como si fuera el campeón mundial. Pero, ¡ay madre!, De Paul se quedó sin energía y se convirtió en chuleta bien asada.
Simeone explicaba su magistral plan con fervor, hasta que ¡zasca!, en la última frase se le escapó un «siempre nos apalizan, pero sudan». Todo el estruendo se derrumbó, como niño que se viene abajo viendo a los mayores ganar en el recreo. ¡Qué deja vu al pequeño Martín, viral en Beranga! Como si Simeone se quitase un cinturón de campeón solo para admirar al Real desde la grada.
Y luego llegó el penalti de Julián, que pareció más un truco de magia, con su doble toque de balón. El VAR hizo justicia, cual hacker con precisión cirujana, mientras Marciniak esperaba paciente como en una tienda de dulces. El Atlético, sorprendido, protestó como si hubieran cambiado la receta de la paella. Así es la vida, a veces la fortuna sonríe solo a los más avispados. ¿Ganará alguien de esta manera épica? ¡Solo el destino lo sabe!