Unigeek en el banquillo de la FIFA…
Atención, fanáticos del balón y coleccionistas de corbatas extravagantes: ¡el Mundial está a la vuelta de la esquina! Pero este no es un Mundial cualquiera. Gianni Infantino, el cerebro maestro detrás del espectáculo futbolístico más grande del planeta, ha decidido olvidar el diminutivo y apostar todo a lo grande. Sí, como quien decide cambiar su Honda Civic por un tanque militar. Y aquí es donde entra en escena el majestuoso Real Madrid, como el actor de reparto que siempre merece un Oscar, dispuesto a brillar más que el anillo de Frodo.
El magnate del fútbol, Florentino Pérez, tiene una misión: llevar el glamour del equipo blanco a tierras mundialistas. ¡Nada de entrenadores de emergencia que parecen salidos de una app de alquiler de babysitters! Quiere una presencia tan sólida como un jamón ibérico, tan comprometida como las abuelas con las ofertas del supermercado. Pero, oh sorpresa, existe la posibilidad de que Solari, nuestro héroe argentino del banquillo, se presente vestido más para una maratón de Netflix que para un desfile de moda. ¿Será capaz de deslumbrar a Infantino como lo hace un meme bien colocado en redes sociales?
Enredos, expectativas y moda deportiva. Todo está servido sobre la mesa mundialista, y la FIFA, cual maestro de ceremonias con bigote a lo Poirot, observa con interés el destino de nuestro simpático Solari. ¿Será que el torneo necesita un entrenador con estilo y soltura, o más bien alguien que corra a la banda con la misma intensidad que un padre persiguiendo a su niño que no quiere dormir la siesta? ¡El chándal puede ser la nueva corbata, señoras y señores del fútbol! Solo nos queda esperar y ver si Persia la sorpresa esta vez.