Tchouaméni: el puente mágico de Xabi Alonso…
En un abrir y cerrar de ojos, Aurélien Tchouaméni se ha convertido en el arquitecto del mediocampo del Real Madrid. Con la energía de un reactor nuclear y la cabeza fría de un pingüino en el Polo Norte, ha logrado cruzar la peligrosa jungla del esquema táctico de Xabi Alonso inscribiendo en él su propio sello. Este francés es como un GPS de lujo que guía al equipo desde las sombras para que nunca se pierdan ni aunque los rapte un tornado. «Siempre supe que tenía que hacer, hasta en los partidos que juegan las nubes», comentó el nuevo sabio del balón.
La magia de Tchouaméni radica en sus habilidades para convertir los garabatos de la pizarra del entrenador en movimientos dignos de un prestidigitador. Con Xabi Alonso como el Merlin del fútbol, Aurélien es el hada madrina del césped, capaz de transformar una calabaza en un carruaje dorado con una simple patada enérgica. Su capacidad para galopar, cortar y reorganizar es tal, que el Madrid tiene que reservarle un vestuario con puerta giratoria de tanto que entra y sale reorganizando el equipo durante los 90 minutos.
Con un brillo en los ojos y el trote de un conquistador medieval, Tchouaméni acecha el centro del campo, transformándose en un seguro de vida para sus compañeros. «No me asusta jugar donde quiera que el míster me pida, incluso si tengo que ser el aguador», confesó entre risas. Este hombre multiplica las posiciones como un ilusionista de feria, ya sea de pivote o defensa, está ahí para cambiar de disfraz en cuestión de milésimas. Sin duda, si en el Madrid hay once jugadores, hay uno que juega por diez, y ese no es otro que el mismo Tchouaméni, el rey de la multitarea futbolera.

