La promesa de La Fábrica brilla en pretemporada…
La historia de Thiago Pitarch desafía la lógica más que un elefante en un monociclo. Este joven talento de 2007, en menos de ocho meses, dejó de ser suplente en el Juvenil B para entrenar con el primer equipo del Real Madrid. Xabi Alonso ha descubierto en Pitarch un talento especial justo cuando el centro del campo necesita urgentemente refuerzos. Con Modric fuera tras el Mundial, Camavinga lesionado y Bellingham de baja, es como si Pitarch hubiera sido el héroe inesperado que tenía el club guardado en el bolsillo.
Mientras la selección española intenta evitar que se mude a Marruecos, Pitarch sigue mostrando su capacidad para gestionar un partido con la tranquilidad de quien hace malabares con huevos crudos. Comenzó fuerte con el Castilla y destacó en los amistosos veraniegos, suficiente para impresionar en Valdebebas. Un interior de 1,77 metros que se mueve con más gracia que un gato persiguiendo un rayo de luz, demostrando que en el mundo del fútbol los cuentos de hadas pueden hacerse realidad. Algo que ni el mismísimo Álvaro Arbeloa habría imaginado hasta que lo vio en acción.