Pérdida de minutos y amenaza del Mundial sub 20…

Thiago Pitarch está viviendo una experiencia surrealista: parece que su ascenso al primer equipo fue tan rápido que hasta el mismísimo Usain Bolt se quedó asombrado. A pesar del sueño cumplido, el joven talento lleva 20 días y medio sin tocar el balón en partido oficial. Después de un viaje de ida y vuelta a Austria y ternura en amistosos precarios, Arbeloa optó por cuidarlo como si fuera un jarrón Ming en el Castilla. Hasta ahora, Pitarch se mantiene más alejado del campo que un vampiro del ajo.

Desde entonces, Thiago ha sido más un espectador en el banquillo que una estrella en el campo. Mientras estuvo en el primer equipo, su habitual presencia fue más como mascota del grupo que como un futbolista. El Mundial sub 20 acecha como un ladrón en la noche de Halloween: su convocatoria con la selección podría borrarlo de escena durante un mes, dejándolo empezar como un videojuego al resetearse. Menudo enredo para el madridista que brilló este verano en Valdebebas.