Las leyendas sueltan lágrimas y bromas…

Bueno, amigos del fútbol y de los buenos chistes, el vaquero del banquillo ya está aquí. Xabi Alonso ha colocado sus botas de entrenador en la casa blanca del Real Madrid. Llegó después de hacer magia en el Leverkusen, donde según las malas lenguas, hasta transformó el chucrut en tortillas de patatas. Antes de partir, en su despedida digna de una telenovela, Xabi dijo gracias a la afición, como esas estrellas del rock que no paran de despedirse pero siempre vuelven.

Los gurús del balón han saltado de sus sofás para opinar sobre esta movida galáctica. Desde la galaxia de los sensores mágicos, Ancelotti soltó que espera que Xabi se lo pase en grande. Imaginad a Ancelotti como un abuelito simpático diciendo: «Que disfrute, hombre, ¡que no todo es sufrir!». Con los éxitos alemanes bajo el brazo, Xabi puede terminar cocinando una paella en el Bernabéu para celebrarlo.

Hasta Guardiola, ahora andaluz de adopción en el City, ha dicho que Xabi fue la Kriptonita del Bayern Múnich. Iniesta recordar sus días de gloria con Xabi, suspira y dice «es buen tío», mientras se toma un gazpacho en Japón. Incluso Sebastián Rodes y Kovac han dado el grito al cielo como si vinieran de un musical alemán, porque se va a extrañar a este fenómeno. Vamos, que el antiguo jefe del Bayern, ahora en el cielo del fútbol, se plantea echarle un cable para que nunca olvide sus habilidades mágicas.