Tres centrales y un destino… ¿Chamartín?…

Dicen que Xabi Alonso está a un paso de sentarse en el banquillo del Real Madrid, y ya corren charlas sobre su creatividad futbolística que haría palidecer al mismísimo Leonardo Da Vinci con sus esquemas renacentistas. Al piloto de este cohete táctico le fascina el sistema de tres centrales, un invento que en Madrid es más raro que un gol olímpico del portero. Vamos, que si Chamartín fuera un zoo, veríamos más koalas que entrenadores de tres centrales.

Nuestro narrador favorito de la Bundesliga española, David Vidal, nos cuenta que Alonso es más intervencionista que un director de cine de autor. ¡Este hombre dibuja goles en la pizarra como Picasso pintaba palomas! Pero que nadie se asuste, que no piensa meter cinco defensas como si esperaramos un asedio medieval. Aquí se planta con algo moderno, un ballet de futbolistas que pasan del tiki-taka a la lavadora infernal en un segundo. Jugadores como Frimpong, que más que defensivos parecen Robocops, podrían estar entre los robots de ataque.

Y la gran pregunta: ¿funcionará en el Bernabéu? Pues sí, siempre y cuando el balón entre en la portería contraria, que es lo que a la afición le importa. Eso sí, el carisma natural de Xabi es su verdadero superpoder, al estilo de un Jedi del fútbol: lo tiene o no lo tiene. Como cuando Darth Vader entró en la cantina, la autoridad de Alonso es indiscutible. El Barça más cansado que una licuadora, se enfrenta a un Madrid listo, aunque en cuadro. ¡Menudo episodio galáctico nos espera en este Clásico!