El mago de Tolosalandia…

El Real Madrid está que no le toca ni el viento después de superar a la Juventus. Todo gracias a un tolosarra que parece tener una varita mágica en lugar de una pizarra táctica. Xabi Alonso ha convertido a sus jugadores en superhéroes del balón, como si el mismísimo Harry Potter se hubiera infiltrado en el vestuario merengue. Su capacidad para cambiar de esquema se asemeja a la de un daltónico en una tienda de semáforos. Cuando la defensa de tres centrales no funcionó, cambió a una línea de cuatro como quien cambia de calcetines en un casamiento. Y, abracadabra, ¡defensa perfecta!

Valverde, ese uruguayo que parece tener energías de sobra desde que desayuna chorizo con mate, ha relucido tanto que podría servir como farola en una carretera oscura. Ahora remata más veces que un niño con dron en un parque, y eso solo en el Mundial de Clubes. Por otro lado, Güler ha pasado de ser un galgo cazador a un pastor alemán defensivo. Ha decidido que jugar desde la retaguardia es más emocionante que una peli de terror en 3D. Sus pases precisos parecen más trucos de magia que jugadas de fútbol.

Hasta Fran García ha florecido cual planta de interior bien regada, jugando todos los partidos sin que se le arrugue una pestaña. Y si el destino de Gonzalo era cubrir la baja de Mbappé sin hacernos llorar, pues Xabi hizo del canterano un goleador en serie, dando más sustos a los equipos rivales que una broma pesada el 1 de abril. El cambio de Alonso no es táctico, amigos, ¡es alquímico! Quién diría que el fútbol también necesita un poco de encantamiento de vez en cuando.