El vals de Ancelotti y Alonso…
¡Agárrense a sus cornetas y tambores! Xabi Alonso, con sus cabellos pelirrojos y su experiencia conquistando aspirinas en Alemania, se dispone a ocupar el trono madridista dejando vacío el de Leverkusen. El simpático italiano, Ancelotti, se despide con un palmarés que parece una tarta de bodas gigante: 3 Champions, 3 Supercopas de Europa, 3 Mundiales de Clubes. No es que quiera presumir, pero con su marcha, Carlo también podría irse vestido de emperador con corona y capa, pues quiere pasear por la playa de Copacabana, como nuevo jefe del samba brasileño.
Xabi, quien no deja de llamar la atención desde que eliminó al Bayern de mil batallas, llega al Santiago Bernabéu como una mezcla de mago Merlín y chef de alta cocina. El desafío empieza como esas escenas de películas gringas en las que los valientes héroes golpean en la mesa y dicen: “¡Traigan a Mbappé, Vinicius y Bellingham! ¡Vamos a elevar el nivel más rápido que un cohete viajando a Marte!”. Su misión: dejar el césped del Bernabéu más majestuoso que los jardines del Palacio de Versalles. En su linaje figuran compañeros como Sebas Parrilla y Alberto Encinas, quienes desean que tantas conquistas no se queden solo en Alemania.
Mientras tanto, Antonio Pintus observa las nubes. No tiene claro si perderá su corona como cabeza del entrenamiento físico, pero en el fondo está más relajado que un koala en un eucalipto. Y por ahí anda el eterno Luis Llopis mirando todo desde su observatorio de porteros. El universo está expectante y el mundo se pregunta si el Real Madrid evitará que el Mundial de Clubes sea más aburrido que un lunes por la mañana. Pero lo que es seguro es que Alonso está decidido a hacer historia antes de que empiecen las novelas de verano.