Nuevas estrategias frente a Tirol…

¡Ay, qué día tan loco en Innsbruck! Uno podría decir que Xabi Alonso sacó su varita de mago y, en un abrir y cerrar de ojos, transformó al Real Madrid en una máquina de fútbol. Esto es como cuando tratas de cocinar y, por arte de magia, lo quemado se convierte en un platillo gourmet. Xabi apostó por el 4-3-3, con Courtois, Trent, Militao, Huijsen y Carreras en defensa, y en el ataque, ese chico Mbappé que, aunque no corre tan rápido como un guepardo con jetpack, seguro se le acerca bastante.

En la defensa, Éder Militao y Dean Huijsen brillaron como diamantes bajo un reflector gigante. Militao sorprendió a todos marcando un gol, mientras Huijsen demostró ser tan elegante con el balón como un elefante en pijama de seda. Por otro lado, en medio del campo, Güler y Tchouaméni se adueñaron del partido con la gracia de un elefante en una tienda de porcelana, aunque ellos no rompieron nada. Vinicius y su amigo el balón demostraron que perder un balón puede ser justo el comienzo de una sofisticada danza defensiva.