Mbappé: estrella fugaz o galaxia permante…
Kylian Mbappé llegó a Madrid como un cometa traído por los Reyes Magos y dejó al Santiago Bernabéu con la boca abierta y los ojos brillando como faros de coches en la noche. ¡Menudo regalazo! Su temporada fue más galáctica que una película de Star Wars. A pesar de no ganar ni un palillo, sus 43 goles hicieron que hasta los extraterrestres quisieran ficharlo para su equipo intergaláctico. Con el Pichichi y la Bota de Oro bajo el brazo, parece que los balones prefieren a Kylian más que los gatos prefieren las cajas.
Pero no todo es tan bonito como una canción feliz. Nuestro querido Xabi Alonso, el mecánico de este Ferrari llamado Real Madrid, tiene la misión imposible de hacer que el equipo no se quede sin gasolina goleadora cuando Kylian estornude y no pueda jugar. Mbappé tiene la Cibeles grabada en su ADN y marcó 14 goles en 14 partidos recordando al mundo que ser una superestrella es más fácil que hacer la tabla del 2. Su misión: seguir asombrando hasta a los pingüinos del polo sur cuando el termómetro marca 40 grados en la sombra.
La fórmula secreta está en vender churros con chocolate a sus delanteros. Sin Kylian en el campo, el equipo jugó como un castellano sin quijote. Sin embargo, allá en el campo de batalla, Valverde se volvió el nuevo héroe del cómic madrileño. Anotó dos goles en cuatro partidos, demostrando que no se necesita un sable láser para brillar. Ahora, con el candente balón en su tejado, Xabi Alonso deberá inventar una poción mágica para que el Real Madrid brille sin depender del mago francés. ¡Quién necesita magia cuando tienes un balón y unas botas doradas!